Cada último viernes de noviembre, el mundo minorista se prepara para lo que ha llegado a ser conocido como el Black Friday, o Viernes Negro. Esta jornada marca el inicio de la temporada de compras navideñas, con ofertas irresistibles que atraen a millones de consumidores en busca de las mejores gangas. Aunque en sus inicios el Black Friday era un evento exclusivo de Estados Unidos, su popularidad ha trascendido fronteras, convirtiéndose en una cita obligada para los compradores en España y en muchas otras partes del mundo. Con tiendas y grandes almacenes compitiendo por atraer a los clientes, el ambiente festivo se mezcla con la frenética actividad comercial, dando lugar a un fenómeno que no muestra signos de desaceleración.

El origen del Black Friday es un tema rodeado de misterio y controversias. Existen diversas leyendas sobre cómo esta jornada de descuentos comenzó, pero lo que es indiscutible es que surgió en el corazón del país del consumo: Estados Unidos. Una de las teorías más aceptadas indica que el término «Black Friday» se utilizaba originalmente para describir la afluencia masiva de compradores que, entre el día de Acción de Gracias y el primer fin de semana de diciembre, comenzaban a llenar las tiendas, lo que generaba un cambio en los registros contables de las empresas. De hecho, pasar de números rojos a números negros era un objetivo que impulsaba tanto a comerciantes como a consumidores.

Hoy en día, el Black Friday simboliza no solo una oleada de descuentos, sino también un cambio cultural en la forma en que observamos las compras y el consumo. Las marcas han adaptado sus estrategias para atraer a los consumidores, ofreciendo descuentos que a menudo superan el 50%, y extendiendo las ofertas que antes se limitaban a un solo día a lo largo de toda una semana. En España, aunque los precios competitivos son un atractivo innegable, también emergen preocupaciones sobre el consumismo excesivo y sus impactos ambientales. Así, mientras muchos esperan ansiosamente la llegada del Black Friday para hacer sus compras, es esencial reflexionar sobre nuestra conducta como consumidores y el verdadero significado de esta fecha en el contexto actual.

Antes de realizar cualquier compra, asegúrate de que la tienda en línea sea legítima. Busca señales de confianza como un «https://» en la URL, lo cual indica que la web tiene un certificado SSL que cifra tus datos. También revisa las reseñas y comentarios de otros usuarios para detectar cualquier señal de advertencia.

Una de las estafas más comunes durante el Black Friday son las ofertas excesivamente atractivas. Si un descuento suena demasiado bueno para ser cierto, probablemente lo sea. Desconfía de tiendas que no ofrezcan información clara sobre los productos o que presenten precios sospechosamente bajos.

Opta siempre por utilizar métodos de pago seguros como tarjetas de crédito o plataformas de pago digital como PayPal. Estas opciones suelen ofrecer una mayor protección en caso de fraude. Evita transferencias bancarias directas o pagos a través de métodos no verificables, ya que pueden dificultar la recuperación de tu dinero si algo sale mal.

Antes de comprar, lee atentamente las políticas de devolución y garantía. Una tienda confiable debería ofrecer un proceso de devolución claro y transparente. Si la tienda no proporciona esta información o parece evasiva, es una señal de alerta.

Asegúrate de que tu navegador y sistema operativo estén actualizados. Las actualizaciones periódicas incluyen parches de seguridad esenciales que protegen tus dispositivos de posibles vulnerabilidades. Además, tener un antivirus actualizado es crucial para prevenir ataques de malware.

Durante el Black Friday, los ciberdelincuentes suelen enviar correos electrónicos fraudulentos con enlaces a sitios web falsos o promociones falsas. No hagas clic en enlaces de correos electrónicos no solicitados, especialmente si provienen de fuentes desconocidas. En su lugar, visita la web oficial de la tienda para comprobar si la oferta es válida.

Si aún no lo has hecho, es hora de crear contraseñas fuertes y únicas para cada tienda en línea en la que compres. Las contraseñas deben incluir una combinación de letras, números y caracteres especiales. Además, considera usar un administrador de contraseñas para almacenarlas de forma segura.

La autenticación en dos pasos añade una capa adicional de seguridad. Aunque alguien logre obtener tu contraseña, no podrá acceder a tu cuenta sin el segundo factor de verificación. Activa esta opción en todas las plataformas que lo permitan, especialmente en tiendas en línea.

Después de realizar tus compras, revisa tu estado de cuenta con regularidad para asegurarte de que no haya cargos fraudulentos. Si encuentras alguna transacción sospechosa, comunícate inmediatamente con tu entidad bancaria o proveedor de pagos para resolverlo.

Si no estás seguro de una tienda, es mejor optar por grandes marcas y plataformas de compras en línea reconocidas. Estas suelen tener medidas de seguridad avanzadas y políticas claras para proteger a los consumidores. Comprar en sitios conocidos te dará mayor tranquilidad y reducirá el riesgo de ser víctima de un fraude.